Resumen:Los republicanos, contra los que se efectuó el levantamiento fascista, defendían la separación de la Iglesia y el Estado, y la esencial igualdad de los hombres que, mediante un orden social justo, mejorase la suerte de la clase obrera y eliminase la miseria en el campo. Defendían también la liberación de la mujer, la generalización de la cultura y la enseñanza, así como la identificación con los países más próximos de la Europa Occidental de tradición liberal. El discurso ideológico de los sublevados era, en cambio, exclusivamente defensivo: la conservación de la “España eterna”. Iniciado ya el siglo XXI, ¿es posible dudar entre ambos modelos? Desde luego, no, al menos desde la estética. Por otra parte, el símbolo de la República, D. Manuel Azaña, terminó su vida política pidiendo “paz, piedad, perdón”; en cambio, el franquismo jamás expresó arrepentimiento alguno: para poder hacer un juicio moral es imprescindible el contraste entre estas dos actitudes.