Resumen:En este número de Estrabismos, Juan Luis Moraza nos proporciona una visión de la complejidad que se sitúa en el límite y a la que atiende desde la especifidad del arte. Retoma por tanto el carácter del arte como saber y propone no ceder a las pretensiones de exclusividad que se arrogan el campo y el ámbito tecnocientíficos sobre los fenómenos complejos.
Santiago Ortiz, matemático de formación y experto en tareas de programación, nos propone una visión de los fenómenos complejos más acorde con la visión tecnocientífica de la red que nos dan las ciencias de la complejidad. Pero su actividad, lejos de reducirse, se amplia con sus instalaciones artísticas en las que muestra sus múltiples intereses sobre los distintos aspectos de lo humano y con la distancia irónica hacia las pretensiones de lo tecnológico que puede poner alguien que las conoce bien.