Resumen:Todo lo que conocemos sobre nosotros mismos proviene del pasado, y todo lo que conocemos del pasado es aquello que ha sobrevivido bajo la forma de objetos materiales. Legado que tenemos que transmitir a generaciones venideras, ya que la conservación y cuidado del patrimonio es un acto de fe en el futuro, lo que resulta evidente en el contenido de esta obra. En este sentido, no podemos dejar de mirar con respeto y agradecimiento a nuestras torres “de aviso” o atalayas, porque son el resultado de una tradición constructiva para la defensa, de origen romano, nazarita o cristiano, que siempre han cumplido su misión de alertar de cualquier peligro que se acercara a la costa. Esta tranquilidad, por tener asegurada la vigilancia permanente, desempeñó un papel decisivo en la expansión del comercio en el crecimiento de Málaga y de la provincia, mejorando las condiciones de vida de sus habitantes al impedir el constante asedio padecido desde el mar.